sábado, 28 de abril de 2012

México como país megadiverso





México es considerado un país "megadiverso", ya que forma parte del selecto grupo de naciones poseedoras de la mayor cantidad y diversidad de animales y plantas, casi el 70% de la diversidad de especies. Los 12 paises que pertenecen a este grupo son: México, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Congo, Madagascar, China, Malasia, Indonesia y Australia.




Posición de México con respecto a otros países megadiversos
Llorente-Bousquets, J., y S. Ocegueda. 2008.
Estado del conocimiento de la biot
,
en Capital natural de México, vol. I: Conocimiento actual de la biodiversidad. Conabio, México, pp. 283-322.
País
Plantas
vasculares
Mamíferos
Aves
Reptiles
Anfibios
Lugar de México
5
3
8
2
5
Brasil
56,215
578
1,712
630
779
Colombia
48,000
456
1,815
520
634
China
32,200
502
1,221
387
334
Indonesia
29,375
667
1,604
511
300
México
23,424
535
1,096
804
361
Venezuela
21,073
353
1,392
293
315
Ecuador
21,000
271
1,559
374
462
Perú
17,144
441
1,781
298
420
Australia
15,638
376
851
880
224
Madagascar
9,505
165
262
300
234
Congo
6,000
166
597
268
216


El número total de especies descritas en el país se acerca a las 65 mil, cifra muy por debajo de las más de 200 mil especies que, en una aproximación conservadora, se estima habitan en el país. La fauna la integran aproximadamente 171 mil especies de invertebrados, en su mayoría artrópodos (cerca de 86 mil especies) e insectos (78 mil especies), además de cerca de 5 mil especies de vertebrados, mayormente peces (2 mil 122 especies) y aves (mil 250 especies).



La flora mexicana, por su parte, consta de poco más de 23 mil especies, en su mayoría angiospermas (poco más de 22 mil especies), con un nivel de endemismo superior al 40 por ciento. Destacan por sus niveles de endemismo la familia de las cactáceas (con 850 especies, 84% de ellas endémicas) y la de las orquídeas (920 especies, 48% endémicas), así como el género Pinus (con 48 especies, 43% endémicas). 

El inventario completo de la riqueza biológica de México y su nivel de endemismo es una tarea aún incompleta. Esto se debe a que existen todavía numerosos grupos biológicos que no han sido completamente estudiados o colectados (p. e., los hongos, los invertebrados terrestres y acuáticos y otros organismos microscópicos), así como zonas geográficas en las que la colecta y el estudio de la flora y la fauna no han sido considerables. En este sentido, es muy probable que las cifras para muchos grupos taxonómicos aumenten en la medida en la que se profundice en el estudio de la diversidad y la geografía del país.



En la porción terrestre del país pueden encontrarse casi todos los biomas existentes en el mundo, desde las selvas cálido-húmedas, los bosques templados y los bosques mesófilos de montaña, hasta los variados matorrales xerófilos, los pastizales naturales que se desarrollan por arriba de los límites de la vegetación arbórea en las montañas y la vegetación halofila y gipsófila. Se piensa que algunos tipos de vegetación, como los pastizales gipsófilos del altiplano central o los izotales dominados por plantas de los géneros Dasylirion, Yucca o Nolina, son exclusivos a nuestro país (González Medrano, 2003).

En las aguas nacionales (tanto continentales como costeras y oceánicas) también pueden contarse una gran diversidad de ecosistemas. Dentro de los lagos y ríos y en sus márgenes pueden observarse bosques y selvas de galería, popales, tulares y ciertos tipos de vegetación acuática sumergida. Entre ellos existen ecosistemas únicos en su género tanto por su composición biológica como por su grado de endemismo, como son los casos de los humedales de Cuatrociénegas, en el estado de Coahuila y los lagos de Chapala y la Media Luna en Jalisco y San Luis Potosí, respectivamente.

En lo que se refiere a ecosistemas marinos o con la influencia del agua salada, en las costas del Pacífico, Atlántico y Mar Caribe pueden encontrarse grandes áreas dominadas por manglares, lagunas costeras, estuarios, comunidades de pastos marinos y, de manera muy especial, por arrecifes de coral. Dentro de los arrecifes de coral son notables por su riqueza los del Golfo de México, Banco de Campeche y el Caribe, estos últimos considerados dentro de los más diversos del continente y los cuales forman la segunda barrera arrecifal más grande del mundo, después de la Gran Barrera Australiana.

Es importante mencionar que asociado al valor que tienen los ecosistemas como reservorios de una gran riqueza biológica y como proveedores de muchos de los alimentos y materias primas de los que se ha valido la sociedad para su desarrollo, también brindan una serie de servicios ambientales importantes que, no obstante, permanecen desconocidos o poco valorados por la sociedad (ver recuadro de Servicios ambientales de la biodiversidad). Entre ellos están la captación y purificación del agua que tomamos, la conservación y formación del suelo del cual obtenemos muchos de nuestros alimentos, la captación del excesivo carbono que producen las actividades productivas, el control de las inundaciones, la protección de las zonas costeras, entre muchos otros. De ahí que la conservación de muchos de los ecosistemas nacionales (tanto terrestres como marinos y acuáticos continentales) sea prioritaria para asegurar el futuro de las siguientes generaciones. Sin los servicios ambientales que brindan los ecosistemas, el bienestar de la sociedad y el crecimiento nacional estarían seriamente comprometidos.

Además del alto número de especies, la diversidad de México es relevante porque muchas de las especies de importancia agrícola a nivel mundial (e. g., maíz, frijol y jitomate) tuvieron su origen en nuestro territorio. De hecho, México es el único de los países megadiversos que se encuentra en lo que se conoce como la “faja génica” que circunda al globo entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Este hecho se refleja en la gran diversidad de especies y variedades de plantas cultivadas.

En la porción terrestre del país pueden encontrarse casi todos los biomas existentes en el mundo, desde las selvas cálido-húmedas, los bosques templados y los bosques mesófilos de montaña, hasta los variados matorrales xerófilos, los pastizales naturales que se desarrollan por arriba de los límites de la vegetación arbórea en las montañas y la vegetación halofila y gipsófila. Se piensa que algunos tipos de vegetación, como los pastizales gipsófilos del altiplano central o los izotales dominados por plantas de los géneros Dasylirion, Yucca o Nolina, son exclusivos a nuestro país (González Medrano, 2003).
En las aguas nacionales (tanto continentales como costeras y oceánicas) también pueden contarse una gran diversidad de ecosistemas. Dentro de los lagos y ríos y en sus márgenes pueden observarse bosques y selvas de galería, popales, tulares y ciertos tipos de vegetación acuática sumergida. Entre ellos existen ecosistemas únicos en su género tanto por su composición biológica como por su grado de endemismo, como son los casos de los humedales de Cuatrociénegas, en el estado de Coahuila y los lagos de Chapala y la Media Luna en Jalisco y San Luis Potosí, respectivamente.

En lo que se refiere a ecosistemas marinos o con la influencia del agua salada, en las costas del Pacífico, Atlántico y Mar Caribe pueden encontrarse grandes áreas dominadas por manglares, lagunas costeras, estuarios, comunidades de pastos marinos y, de manera muy especial, por arrecifes de coral. Dentro de los arrecifes de coral son notables por su riqueza los del Golfo de México, Banco de Campeche y el Caribe, estos últimos considerados dentro de los más diversos del continente y los cuales forman la segunda barrera arrecifal más grande del mundo, después de la Gran Barrera Australiana.


Elaborado: Cinthya Ahiled Gayol Montes de Oca

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